Lo fue la administración de Edgar Fernando Tovar Pedraza, que deja un municipio con los peores índices de inseguridad, sin oportunidades laborales, hambre, miseria y retraso, entre otros temas.
Durante la campaña que lo llevó a convertirse en mandatario, se mostró como el salvador, de las oportunidades y el amigo de la gente. A su llegada a su despacho desmanteló las cámaras de seguridad y aseguró que su administración sería de puertas abiertas para la comunidad.
Con el paso de los meses, la humildad pasó a la soberbia y se olvidó de quienes les brindaron el apoyo y el respaldo en las urnas, la comunidad. Fue un alcalde que gobernó para sus amigos y los alfiles que perfiló en estos cuatro meses, dejando a unos nuevos ricos.
Los índices de impopularidad fueron absolutos, incluso con los mismos coadministradores, los concejales, que en buena parte le aprobaron proyectos y recursos que no se vieron, ni se ejecutaron.
En casi cuatro años pavimentó una obra vial que dejó proyectada la anterior administración, ni qué decir en viviendas, como obras de infraestructura con una biblioteca innecesaria, que será un nuevo elefante blanco al despilfarro y la improvisación de las muchas que se tienen en Arauca.
Edgar Fernando Tovar Pedraza, se rajó, como se dice coloquialmente, durante su administración. No deja una Arauca sin oportunidades, con atraso y con los índices más altos en inseguridad, pobreza, desocupación laboral y problemas sociales desbordados.
Edgar Tovar quedó en deuda con los araucanos, sus promesas de campaña quedaron plasmadas en el papel y lo que dijo se lo llevó el viento.
No acertó con los programas sociales, mucho menos con las mega obras que prometió, como el erradicar el Caño Cordoba y convertirlo en un sendero peatonal, los miradores turísticos de La Madrevieja y Piquetierra, un reparcheo que lo que generó fue más críticas que satisfacción. Menos mal que ya se va, porque de continuar sería un desastre y una agonía para esta sufrida Arauca.
La lista es innumerables de los desaciertos que tuvo en estos cuatro años Édgar Fernando Tovar Pedraza, pasa a la historia como el peor alcalde del municipio de Arauca, tal como lo señala el actuar de la comunidad que lo eligió y que se arrepintieron de hacerlo. Retos importantes tendrá el nuevo mandatario electo por los araucanos, Juan Alfredo Qüenza Ramos, de llegar a poner orden en la casa y afrontar una realidad con un sinnúmero de problemas sociales, económicos y de seguridad que tiene la ciudad capital de este departamento del oriente colombiano.
